Ariel Zorion llega al mercado inglés con «La hora del Ocaso»
¿Qué tiene que ver la escritora salmantina Ariel Zorion (Salamanca, 1977) con Clint Eastwood? Pues todavía no mucho, aunque sí que hay un vínculo que les une: una pequeña localidad californiana de largo nombre que tuvo un destacado papel en la vida de uno e inspiró la más célebre obra de la otra. Y quién sabe si, en el futuro, la relación no podría estrecharse más. Como ella misma dice: «Soñar es gratis, ¿no?»
Puede que hayas oído alguna vez el nombre de una ciudad californiana llamada Carmel-by-the-Sea. Es raro, pero puede ser. Y ya sería para nota que supieras que tuvo como celebérrimo alcalde nada menos que a Clint Eastwood. No es ninguna broma. ¿Y por qué es esto importante?, te preguntarás, pues porque tiene mucho que ver con la novela negra de Ariel Zorion, una escritora salmantina que se inspira en sus viajes para escribir sus novelas.
Ariel Zorion, que en realidad no se llama así, sino que es un llamativo seudónimo (Zorion deriva de la palabra en euskera que significa felicidad), comenzó a escribir siendo apenas una adolescente, colaborando con alguna revista local en su Salamanca natal. Con el tiempo, y sin habérselo propuesto demasiado, empezó a escribir libros. Sus historias se enmarcan dentro de los géneros romántico y policiaco; debutó con El encuentro, una novela romántica, pero sin duda su más célebre creación es la saga Ocaso, un thriller – novela negra. Y es aquí donde cobra importancia la ciudad con la que abríamos este artículo, porque fue la que inspiró esta saga. «Lo de Carmel-by-the-Sea es algo muy curioso porque apenas paramos unas horas, ya que aquel día viajábamos desde San Francisco a Los Ángeles recorriendo el Big Sur y no teníamos tiempo para más», rememora Zorion. «Estuvimos apenas un rato, como quien dice, pero me enamoré de aquel lugar. Hay un número considerable que galerías de arte para lo pequeña que es la localidad, y los restaurantes son muy acogedores. La playa me pareció preciosa, con una arena blanca y un aspecto un tanto salvaje. Además, la cercanía del emblemático Ciprés Solitario, que es uno de los árboles más fotografiados de Estados Unidos, le da también un toque de distinción y romanticismo sin igual».
Quizá tanta influencia americana contribuyó de manera decisiva a que la primera parte de la saga Ocaso, La hora del ocaso, haya sido traducida al inglés, y especialmente adaptada al inglés de los Estados Unidos. Este desembarco de la salmantina en el mercado anglosajón es, como no podía ser de otro modo, un motivo de orgullo y un gran empuje a su carrera. «Un síntoma de crecimiento, de avanzar en mi carrera como escritora. Tengo la suerte de poder decir que, desde que publiqué mi primera novela, cada año he observado un crecimiento respecto al anterior y esto ha sido especialmente pronunciado desde que publiqué La hora del ocaso, que precisamente es cuando empecé a estar más presente en redes sociales y publicitar mis libros. En lo que va de 2021, ya casi he triplicado las cifras de 2020, lo cual me emociona y me permite soñar un poco más», confiesa.
Pero, puestos a imaginar, y dada la peculiar relación que esta saga tiene con Carmel-by-the-Sea, imaginemos que un buen día, Clint Eastwood tiene una tarde tonta y, aburrido, se pone a buscar algo nuevo que leer. De repente, tropieza con un libro recientemente traducido al inglés, y cuya autora asegura que escribió inspirada por un viaje a aquel lugar que tantos recuerdos le trae al viejo cineasta. ¿Por qué no? Incluso, vayamos más allá: imaginemos que le gusta tanto que decide que va a adaptarla para su próxima película. «Eso sí que sería un sueño que se hace realidad, porque, sin duda, Clint Eastwood es uno de mis directores favoritos», sonríe Ariel Zorion cuando le planteamos esta hipótesis. «Me encantan la gran mayoría de sus películas porque destacan por su gran sensibilidad. Invictus, Gran Torino, Million Dollar Baby, Mystic River… Algunos lectores me han dicho que, mientras leían La Hora del Ocaso, les parecía que estaban viendo un buen capítulo de CSI o Mentes Criminales, así que, ¿por qué no? Soñar es libre, ¿verdad?».
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