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A balazo limpio: Miguel Ángel Rodríguez se enfrenta a nuestro cuestionario.

-¿Qué tiene la novela negra para haber llegado hasta el favoritismo de los lectores?

Yo creo que el lector español ha madurado mucho, se ha vuelto muy exigente en pocos años y actualmente, según mi opinión, no hay ningún autor publicado español que tenga nada que envidiarle a un autor norteamericano del género. De alguna forma hemos demostrado, con trabajo, que en nuestra nación existen mafias, sicarios y sucesos negros. Solo teníamos que contarlo, acabar con la obligación no escrita de que una novela tenía necesariamente que incluir una historia de amor, a ser posible reivindicativa de algo, y por supuesto contar las cosas con crudeza y ausencia total de corrección política; vamos…la vida misma.

Me parece un fenómeno similar al que sucedió en el cine de terror en los noventa cuando Amenábar y otros directores demostraron que en España se podían hacer películas de terror muy buenas; solo había que salirse de los estereotipos typical Spanish

-¿No correremos el riesgo de saturarnos todos y agotar el género?

Yo creo que no se agotan los géneros, lo que se agota es la creatividad de los autores. Por ejemplo, yo soy un freaky de Star Trek, para mí no se agota nunca, pero si en un momento dado me ofrecen la secuela de la re-secuela y al final resulta que todo había sido un sueño del doctor Spock, pues mira, me han engañado. Con los géneros literarios sucede lo mismo, los autores tenemos la gran responsabilidad de crear porque tenemos el gran poder de hacer que alguien pase una tarde interesante leyéndonos. Debemos innovar respetando siempre al lector.


-¿Usted se sintió desde siempre atraído por este género?

Pues es un género que si está bien escrito siempre me ha interesado, pero fundamentalmente desde la lectura de L.A. Confidential, allá por los noventa. Aunque no soy un devorador de novelas del género, mis preferencias literarias son tan diversas como mis registros literarios, cuando en la editorial Grupo Tierra Trivium leyeron mi primer libro, publicado La filosofía del agua, me dijeron que este y Un hombre tranquilo se parecían como un huevo a una castaña, pero yo soy así.


-Ahora que han pasado algunas décadas de expansión, ¿se atrevería a valorar la evolución que ha tenido el género en España?

Pues la progresión es muy positiva y creo que en ello ha influido que hayan intervenido autores que palpaban esa realidad oscura todos los días: jueces, policías, abogados etc. Eso hace avanzar un género hacia la realidad, muchas de esas historias pasan todos los días en las alcantarillas de la sociedad, y claro, lo que se arrastra bajo nuestros pies nunca lo vemos, pero sabemos que está ahí; creo que, como he dicho antes, esta nueva hornada de autores negros, entre los que me cuento, no tiene nada que envidiarle a cualquier autor extranjero del género, lo que es todo un alivio, así no tendré que usar un seudónimo que tenía pensado (Mikel Roderick) antes de que me publicaran por si no vendía libros. Me encuentro más a gusto con mi nombre en español.


- Elija a un personaje y a un autor del género a quienes les hubiese gustado conocer.

Personaje, sin duda el de Bogart en el Halcón Maltés, y autor a J. Elroy, que sigue vivo, aunque no sé si nos llevaríamos bien.


-¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?

Bueno, pues me invitaron y fue todo un honor aceptar la invitación, no se invita a todo el mundo a estas jornadas. Así también tendré el honor de estar entre gente que escribe mejor que yo y aprender de ellos.


-¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

Un verdadero profesional debe adaptarse al objetivo sin preferir ningún método en especial. Elegir un método favorito denota dos cosas: la primera, que no eres flexible, no te adaptas, y, la segunda, que te gusta matar, y eso te convierte en un enfermo. Los verdaderos profesionales no matan por placer, matan por dinero fundamentalmente; son capaces de hacer lo que hacen, pero solo es un trabajo.


-Ahora una complicada: elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

Sin duda Iñaki Urdangarín, es el hombre que sabe demasiado. El método probablemente adecuado sería concederle un permiso carcelario y aprovechar para que el primer avión en el que subiera se estrellara por motivos mecánicos.

Moriría mucha gente, claro, pero un crimen de estado es un crimen de estado y con los medios ilimitados de un estado todo es posible; además, no habría sospechas, precisamente porque nadie creería que un estado pueda sacrificar trescientas personas inocentes para eliminar un objetivo. Estoy hablando en sentido figurado claro, a mí el chico este no me ha robado nada, pero, si me entero de que va a viajar en mi avión a Cartagena, sintiéndolo mucho no podré asistir a las jornadas, o llegaré en el siguiente vuelo.


- ¿Cómo podemos valorar el papel de la mujer en la novela negra actual?

Pues cada vez más protagonista desde Salander. Es normal, las mujeres son mejores investigadores que los hombres; en mi libro, de hecho, hay tres importantes personajes centrales y son mujeres. Creo que una mujer puede ser perfectamente una sagaz investigadora, una miembro de la mafia y, cómo no, por desgracia, una mujer maltratada.


- ¿Cómo se logra que el lector no solo empatice, sino que simpatice con un sicario como Jorge?

Pues eso fue muy difícil, porque no quería que el personaje se pudiera asimilar a alguno ya existente; es decir, quería innovar, como he comentado antes. Tuve que matizar mucho el personaje de Jorge y eché mano de la impresión personal de gente que conocía del barrio y que había estado en la cárcel por homicidio, robo con fuerza (soy de un barrio malo)… de ahí nacieron muchos de los flashbacks de la infancia de Jorge, muchos de ellos copiados de la mía o de conocidos.

También fueron de mucha ayuda mis relaciones con algunos clientes del Este, a fin de entrevistarme o tomar unas cervezas con aquellos hombres tranquilos que trabajaban para ellos. Ninguno de ellos era un monstruo, eran gente normal, esa era la sensación que tenías estando con ellos si no sabías su historial; pero faltaba algo, Jorge debía ser un tipo especial, debía tener una formación, cultura, atractivo, ser extremadamente educado, y, sobre todo, ser un sicario selectivo. Él solo trabaja con objetivos que han cometido crímenes horrendos y que han evitado la acción de la justicia, ese era el factor determinante que hacía, según mis lectores familiares esclavos, que Jorge cayera bien desde la distancia.


- ¿Tan mal anda la sociedad como para que la limpiemos a golpe de asesinato?

Creo que cuando el ciudadano cede el poder de hacer justicia a unas instituciones estatales estas instituciones deben cumplir con el mandato del pueblo porque este le ha cedido un gran poder, de otro modo no es necesaria esta cesión. Me explico, en el antiguo Oeste la gente aplicaba la justicia de forma arbitraria hasta que hubo que poner coto a eso y aparecieron los Marshall; no se podía entrar armado en un pueblo, disparar en las inmediaciones del pueblo, etc.

Esto trajo la ley y los juicios, no sé si justos o no, pero juicios; el ciudadano tuvo que ceder ante el estado y convertirse en justiciable, no en el aplicador de justicia.

Tengo la sensación de que hoy día cada vez menos gente confía en que la justicia sea justicia, tengo la sensación de que hoy día la gente cree que solo es legalidad, es decir burocracia. Hace unos años sucedió algo que saltó a las primeras planas de los periódicos, el asunto del Padre Coraje: se trataba de un padre que perdió a su hijo de veintiún años en el atraco a una gasolinera; él se infiltró en los bajos fondos hasta que dio con los asesinos y en una conversación de colegas estos confesaron el atraco y el homicidio y el Padre Coraje los denunció aportando como prueba las grabaciones. Pues bien, el tribunal no admitió como prueba las cintas y quedaron en la calle; desde ese día todos los padres tenemos claro que haríamos lo mismo, nos infiltraríamos hasta dar con ellos, pero no habría juicio. Aquel caso dejó bien claro que la justicia es la más pomposa e inútil alegoría de la burocracia.


- ¿Con qué nos va a deleitar la próxima vez, volveremos a ver hombres tan tranquilos como Jorge?

Estoy trabajando en una segunda parte de la historia porque quiero entrelazar a algunos personajes, veremos qué pasa.


- Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Que lea Un hombre tranquilo.

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