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A balazo limpio: Daniel Fopiani se enfrenta a nuestro cuestionario.

- ¿Qué tiene la novela negra para haber llegado hasta el favoritismo de los lectores?

Es cierto que en los últimos años el género negro ha ganado bastante protagonismo en las librerías. Y supongo que gran parte de culpa lo tiene el amplio abanico de posibilidades que ofrece la novela negra a la hora de crear una buena trama. En este tipo de historias se juega con la intriga y el misterio, el lector está constantemente haciendo cábalas para descubrir quién es el asesino, cómo se ha llevado a cabo el crimen o si los protagonistas saldrán vivos de la sombra que les persigue. Al fin y al cabo un buen thriller incita a que estemos continuamente planteándonos nuevas hipótesis. Crea una conexión, una interacción activa entre la historia y el lector que hace muy atractivo el género para los tiempos que corren.


- ¿No correremos el riesgo de saturarnos todos y agotar el género?

No lo creo. Otra de las características del género negro es que se comporta como un fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos día a día. La novela negra suele tratar temas actuales y a la mayoría de los escritores nos sirve para reflexionar sobre la sociedad que nos rodea, los engranajes de la justicia, las miserias del ser humano. Lo que quiero decir con esto es que se trata de algo vivo, que evoluciona a tiempo real y que está íntimamente relacionado con el presente. Es un género maleable al que le auguro una larga vida. Y espero que así sea. Por la cuenta que me trae.

- ¿Usted se sintió desde siempre atraído por este género?

Desde que tengo uso de razón soy amante de la literatura. Si digo que siempre me he sentido atraído solo y exclusivamente por el género negro, miento. A lo largo de mi vida he leído de todo, sin discriminar. De hecho, creo que esto es una asignatura obligatoria para cualquier escritor: solo así podemos enriquecer nuestra narrativa sin encasillar nuestras tramas. No obstante, sí que es cierto que desde hace unos años intento que el grueso de mis lecturas lo compongan novelas de género negro. Esto me sirve para conocer la actualidad editorial y mantener las herramientas bien afiladas.


- Ahora que han pasado algunas décadas de expansión, ¿se atrevería a valorar la evolución que ha tenido el género en España?

Si hablamos de autores españoles, podría decir que me crié leyendo aquellas novelas cortas de formato bolsilibro. La editorial Bruguera tenía una colección Pulp llamada Punto Rojo, de género policíaco, y publicaba a escritores como Clark Carradós (Luís García Lecho) y Lou Carrigan (Antonio Vera Ramirez). Autores que escribían bajo seudónimos de apariencia americana porque se pensaban que así venderían más. ¿Antonio Torres? Pon A. Torken, que suena mejor. Estos escritores publicaban novelas policíacas cada quince o veinte días que se ponían a la venta por veinticinco pesetas en los quioscos. Clark Carradós tiene en su haber más de dos mil títulos con su firma. Novelas, algunas muy originales, pero sin demasiada calidad literaria debido al tiempo que tenían para tener la siguiente acabada. Mucha acción, explosiones, tiroteos y tensiones amorosas que hacían que el lector siguiese pasando páginas. Pero poco más.

Con el pasar de los años el nivel narrativo de estas historias ha ido en aumento, hasta el punto de que muchas de ellas fuesen las ganadoras de los premios literarios más prestigiosos de este país. Vuelvo a repetirme: el género negro está vivo porque evoluciona, muta, se adapta a la vida real y actual. En resumidas cuentas, creo que la buena literatura ha ganado terreno en las novelas policíacas. Ya no son historias simples de espías y detectives, sino que se han convertido en verdaderos referentes narrativos. Es el camino correcto, sin duda, y es por eso por lo que hoy día el género negro ocupa los primeros puestos de los libros más vendidos. Y sin darme cuenta, sigo contestando a la primera pregunta de esta entrevista.


- Elija a un personaje y a un autor del género a quienes les hubiese gustado conocer.

Tengo la suerte de conocer personalmente a muchos escritores con los que siempre he soñado poder estrecharles la mano. Pero así, a bote pronto: estoy loco por tomarme un par de cervezas con Claudio Cerdán y César Pérez Gellida. Por todo lo que me han ayudado en el mundillo sin pedir nada a cambio. Pero por jugar un poco y pedir deseos imposibles, podría decir que, de pequeño, me imaginaba teniendo una buena conversación con Agatha Christie y Arthur Conan Doyle. Es muy probable que sean los culpables de que me hubiese decantado por escribir novela negra.


- ¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?

Joder, para mí es un verdadero honor poder participar en un evento del prestigio de Cartagena Negra. Siempre es un placer promover la iniciativa de este tipo de actividades. Vamos a estar rodeados de escritores de primer nivel, vamos a tener contacto directo con nuestros lectores, veremos en exclusiva algunas novedades editoriales, y seguro que encontramos hueco para tomar un par de cervezas mientras hablamos de literatura. ¿Que qué espero de Cartagena Negra? Realmente no espero nada. No espero nada porque estoy convencido, conociendo de primera mano a los coordinadores del evento, que estará todo organizado desde el respeto y el amor a la literatura. Así nada puede salir mal.

Además, hace tiempo que sigo las novedades de Cartagena Negra por las redes sociales mientras me como las uñas. Los nervios ya casi me pueden. Estoy deseando que llegue el día para disfrutar de todo lo que tienen preparado.


- ¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

Aquellos que me han leído alguna vez ya sabrán que también soy Sargento de Infantería de Marina. Trabajo día a día con una pistola, fusiles de asalto y ametralladoras ligeras. He disparado con fusiles de precisión, lanzacohetes y escopetas. He sentido la onda expansiva de una granada de mano acariciarme el flequillo y sé como suenan las balas cuando pasan por encima de la cabeza. Cuando uno es joven le tiene un tremendo respeto a todo eso, pero con los años, uno se da cuenta de que el arma más mortífera es un bolígrafo bien afilado. Y además cabe en un bolsillo.


- Ahora una complicada: elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

Intentaría perpetrar el crimen perfecto con aquellos que doblan las esquinas de los libros en vez de utilizar marcapáginas.


- ¿Cómo podemos valorar el papel de la mujer en la novela negra actual?

Sin ir más lejos, actualmente estoy disfrutando de la lectura de La química del odio, de Carme Chaparro. Care Santos (Premio Nadal 2017), Dolores Redondo (Premio Planeta 2016) y Alicia Giménez Barlett (Premio Planeta 2015) son autoras que tampoco necesitan presentación. Empar Fernández puede llegar a volvernos locos con cualquiera de sus novelas. Es evidente que las escritoras tienen un papel fundamental en el crecimiento del género negro, y eso no es más que otro reflejo que lo que ya he dicho tres o cuatro veces. La sociedad avanza, evoluciona, progresa. El género también.


- ¿Qué tal si analiza el recorrido que ha tenido La Carcoma entre los lectores?

Lo de La Carcoma ha sido una auténtica locura. El año pasado obtuvo el Premio Valencia Nova de Narrativa, uno de los certámenes nacionales de literatura más prestigiosos de nuestro país. A partir de ahí todo ha ido cuesta abajo. A las dos semanas me ofrecieron colaborar en el portal de Zenda libros y a los pocos meses la red estaba plagada de buenas críticas sobre la novela. Los periódicos comenzaron a promocionar a este joven escritor, que dicen que promete mucho y que cada vez tiene más lectores que los respaldan. La Carcoma se colocó el segundo libro más vendido en Amazon durante varias semanas y estuvo entre los más vendidos en algunas librerías de la península. La novela ha conseguido que se hiciesen realidad todos esos objetivos que rondaban por mi cabeza cada vez que apoyaba la cabeza en la almohada y cerraba los ojos. Y por lo tanto, soy muy feliz por ello.


- ¿Y cómo se logra que la próxima novela aparezca bajo el sello de Planeta?

Trabajando mucho. Sin duda. A pesar de lo que se pueda pensar, en el mundo editorial nadie regala nada. Al menos es la experiencia que me puedo llevar de todo esto. Detrás de un libro hay muchas horas de trabajo, de sacrificio, y un sin fin de desengaños que pueden hacer tumbar al más fuerte. Hace apenas unos años estaba presentando mi primer libro de relatos en una cafetería a la que solo asistieron algunos familiares y los amigos más cercanos. Ahora firmo con uno de los grupos editoriales más potentes de este país. Hay que arriesgar, jugársela todo a esas ideas originales que nos pasan por la cabeza, perder el miedo a ser diferentes y darle rienda suelta a nuestra propia voz. Siempre trabajar respetando el oficio y desde la humildad más absoluta. Aunque quizá, lo más importante de todo es no olvidar nunca que nos queda mucho por seguir aprendiendo. Trabajar, trabajar y trabajar. No hay otro camino.


– Últimamente parece que Cádiz está de moda en la novela negra, ¿ha sido un despertar repentino o ya se veía venir?

Está feo que yo lo diga, pero Cádiz es una de las ciudades más bonitas, misteriosas y antiguas de España. Y lo último es un dato objetivo, conste. Es un lugar que da mucho juego a la hora de ambientar tramas entre sus calles. Si uno se da un paseo por el casco antiguo podrá comprobar que las historias casi se escriben solas. No, no me parece extraño que muchas de las novelas negras que están pegando fuerte en la actualidad tengan como marco esta ciudad trimilenaria.


- Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Lean lo que les haga disfrutar. No siempre el superventas del que todo el mundo habla es el libro que se ajusta a nuestros gustos. Preocúpense en que sus hijos lean, hagan que les vean leer. No hay mejor