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A balazo limpio: David Jiménez El Tito responde a nuestro cuestionario.

- ¿Qué tiene la novela negra para haber llegado hasta el favoritismo de los lectores?

Creo que es una consecuencia directa de los tiempos que nos ha tocado vivir. No hay día en que pongas los informativos y no veas una noticia que encaje a la perfección con las premisas de una buena novela negra. A la gente se le bombardea con tantas desgracias y miserias humanas que a poco que sientas algo de curiosidad y te guste la lectura estás abocado a caer en el género negro. Si a eso le aunamos que la crisis que estamos padeciendo, y que algún iluminado nos vende como ya pasada, nos ha hecho sentir en nuestras propias carnes algunas de esas atrocidades... Digamos que la novela negra ha servido de terapia de choque, una forma de adentrarse en el lado oscuro del ser humano, de querer saber por qué.


- ¿No correremos el riesgo de saturarnos todos y agotar el género?

Precisamente en las últimas semanas, con motivo de la Semana Negra de Gijón, se ha reavivado este debate. No creo que haya un boom del género negro como tal, sino un intrusismo circunstancial que está confundiendo a los lectores menos avezados, a aquellos que se fijan más en la foto del escritor que en el nombre. Evidentemente toda esta burbuja saltará por los aires algún día y se llevará con ella a todos los parásitos ocasionales. A la larga, creo que el género se habrá beneficiado, porque algún lector despistado de los que llegó arrastrado por el mero hecho de estar en boga habrá descubierto que hay grandes escritores y grandes historias que sí son merecedoras de encuadrarse dentro de este maravilloso género.


- ¿Usted se sintió desde siempre atraído por este género?

Al principio, cuando comencé a leer, me atraía mucho más leer novelas de misterio y de enigmas, pero una vez alcanzada la madurez lectora fue el género negro el que comenzó a copar la mayoría de mis lecturas. Así que podría decirse que sí. Siempre me gustaron las novelas que me hacían tener los pies en el suelo y para eso no hay nada como este maravilloso género.


- Ahora que han pasado algunas décadas de expansión, ¿se atrevería a valorar la evolución que ha tenido el género en España?

Creo que la novela negra que se hace en España, en general, es de un gran nivel. En sus orígenes no primaba tanto la calidad literaria, pero con el paso del tiempo, y tratando de respetar las premisas del género, se ha conseguido que las historias gocen de recursos literarios y de estilo que nada hacen envidiar a otras novelas mucho más valoradas por los «entendidos».


- Elija a un personaje y a un autor del género a quienes les hubiese gustado conocer.

El personaje lo tengo muy claro: Bevilacqua. Creo que haríamos buenas migas. Por fortuna, y gracias a festivales como este, he podido conocer a la mayoría de mis escritores favoritos. Uno de los que aún no he tenido el placer de conocer, y con el que me encantaría sentarme a tomar una cerveza, es César Pérez Gellida.


- ¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra? Porque usted además es reincidente.

En primer lugar porque me apasiona todo lo que rodea al género negro; en segundo, que es el pretexto perfecto para regresar a mi ciudad natal, y en tercero que no se me ocurre mejor lugar para hablar de mis novelas, ya que tanto Muertes de sobremesa como Inspector Solo y la próxima, que se publicará en breve, están ambientados en Cartagena. Lo que espero de Cartagena Negra es lo mismo que ha ofrecido en sus anteriores ediciones: calidad, entretenimiento y la posibilidad de acercar a los amantes del género negro a sus autores favoritos.


- ¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

Esta pregunta ya me la hicisteis el año pasado y sigo pensando lo mismo: si alguien es capaz de tomar la decisión de arrebatarle la vida a otro congénere (salvando a psicópatas y sociópatas) es porque hay unas circunstancias extremas que lo han abocado a ello, por lo tanto lo mínimo que les exijo a mis personajes es la valentía de usar sus propias manos. Valerse de un arma, sobre todo de fuego, les restaría mérito.


- Ahora una complicada: elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

Hay muchos que me encantaría que pagasen por los crímenes que han cometido, pero con una cadena perpetua creo que sería suficiente. Valga como ejemplo Miguel Carcaño y sus secuaces, así como los, por desgracia, famosos miembros de la manada.


- ¿Cómo podemos valorar el papel de la mujer en la novela negra actual?

El día que deje de preguntarse por la situación de las mujeres en cualquier ámbito será cuando podamos decir que está todo normalizado. Nunca he hecho distinción a la hora de escoger una lectura en virtud del género del autor, es más, suelo leer a muchas autoras españolas. Sirvan como ejemplo Empar Fernández, Graziella Moreno, Ana Ballabriga, Nieves Abarca.


- ¿Cómo se apaña para escribir sobre Cartagena viviendo fuera, le cuesta más evocar su geografía?

Aunque vivo en Castellón he pasado la mayor parte de mi vida en esta ciudad trimilenaria a la que amo con locura, así que es muy sencillo regresar a ella con el simple gesto de cerrar los ojos. No obstante, suelo venir bastante de visita y aprovecho para actualizar mis archivos mentales.

- Dicen las malas lenguas que al inspector Solo le queda poca cuerda, ¿es así o podremos seguir disfrutando de sus andanzas?

Cuando comencé a escribir Muertes de sobremesa en mi cabeza se concibió como una historia con un principio y un final delimitados perfectamente, lo que ocurrió fue que conforme caían las páginas comprendí que lo que había ideado no cabía en una sola novela, por lo que me vi obligado a trocear la trama. Cuando me preguntan en los clubes de lectura siempre digo que yo he escrito una trilogía por incompetencia. Que esa historia que se gestó en 2013 haya llegado a su fin en 2018 no quiere decir que no pueda haber otras con esos mismos personajes. Lo cierto es que en este momento tengo otro proyecto entre manos que me hace mucha ilusión y que me obliga a posponer ese posible regreso algún tiempo.


- ¿Se plantea un cambio de registro o seguirá cultivando el género?

No soy amigo de cambios radicales, sin embargo, creo firmemente en la evolución de los escritores.


- Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Mi consejo es que sean valientes, que les den la oportunidad a nuevas voces y, sobre todo, que acudan a eventos en los que pueden estar cerca de sus autores favoritos y preguntarles por sus inquietudes.

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